La fumigación es un término que todos creemos conocer, pero sobre el que en realidad existe mucha confusión.
La fumigación se asocia estrechamente al control de plagas. Pero no todo el control de plagas se realiza mediante la fumigación, ni la fumigación supone siempre un control de plagas.
Desde NaturControl, empresa de control de plagas en Navarra, vamos a aclararte en qué consiste este método y en qué casos debemos recurrir a él.
¿Qué es la fumigación?
La fumigación es un tratamiento basado en el uso de fumigantes. Estos son productos químicos en estado gaseoso que poseen una composición y concentración suficiente para la eliminación de insectos u otros agentes patógenos.
La fumigación es un método usado para el control de plagas porque aporta importantes beneficios:
- Tiene una alta capacidad de penetración.
- Alcanzan niveles de eliminación de más del 90%.
- Llega a lugares donde cebos o aerosoles no pueden llegar.
- No dejan residuos, por lo que pueden usar ofreciendo total garantía de seguridad para tratar productos alimentarios.
Esto no significa que este método solo pueda usarse para la desinsectación. También es usado en otras situaciones como evitar la contaminación de alimentos en bodegas, silos u otros lugares de almacenamiento, por ejemplo.
¿Control de plagas o fumigación?
Como hemos dicho, la fumigación es un método usado en el control de plagas de insectos u otros agentes, pero no es el único.
El control de plagas consiste en una serie de tratamientos y protocolos enfocados a la implantación de berreras químicas y físicas para la prevención y la eliminación de cualquier tipo de plagas.
La fumigación es un método muy efectivo, pero siempre en los casos en los que está indicado. En otros muchos no es la solución más efectiva.
Es el caso, por ejemplo, de una plaga de hormigas en una casa. En esta situación la fumigación en el interior de la casa solo acabaría con los insectos que en ese momento están expuestos al químico. Pero la plaga continuaría hasta que acabáramos con el origen de la colonia, el cual suele estar escondido y requiere de otro tipo de tratamientos.
Para conseguir acabar con una plaga de manera definitiva hay que hacer un estudio exhaustivo de los insectos o animales causantes, su comportamiento, las condiciones del entorno, entre otros factores. Una vez hecho el estudio habrá que diseñar un plan basado en la implantación de medidas curativas y preventivas. También hay que diseñar un posterior plan de control para evitar la reinfestación de la plaga.
Así podemos ver como la fumigación, aunque sí es un método utilizado en ocasiones en el control de plagas no es el único ni el definitivo.
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